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El papa Francisco murió en la madrugada del lunes 21 de abril. Así lo avisó el Vaticano en redes sociales
El Sumo Pontífice tenía 88 años. Este domingo había estado en la misa de Pascua, pero solo para dar un mensaje ya que hacía poco menos de un mes que había sido de alta tras ser internado por una neumonía bilateral que lo tuvo internado casi 40 días.
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en la Ciudad de Buenos Aires, en el barrio porteño de Flores. De familia católica, desde niño tuvo una vida cercana a la fe y fue bautizado el día de Navidad de ese mismo año en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos, en el barrio de Almagro.
Durante su juventud, además de la vida académica, atravesó una lucha contra una enfermedad que concluyó con la extirpación de una porción de su pulmón, algo que no afectaría su salud general pero que sí le disminuiría la reserva de aire en caso de sufrir una infección pulmonar.
Fue en su juventud cuando encontró la vocación religiosa que lo llevó, sin imaginárselo, a la sede romana. Fue una noche en la que se acercó a la Basílica de San José de Flores para confesarse y encontró frente al sacerdote la solución a esa duda que le daba vueltas en su vida diaria: el sacerdocio.
A partir de allí se inició en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires y luego entró al noviciado de la Compañía de Jesús, en el Colegio Máximo de San Miguel, donde comenzó a formar parte de los jesuitas. Luego fue a vivir a Chile, destinado al Centro de Espiritualidad Loyola, llamado también San Alberto Hurtado, donde estuvo bajo la tutela e instrucción del padre carismático Carlos Aldunate.
Ya nuevamente en Buenos Aires y con un bienio como docente en una escuela santafesina, comenzó a ejercer como director de la Universidad del Salvador, de la que terminaría haciéndose cargo y luego, en 1973, transferiría a un grupo de laicos por orden de su provincial.
Durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, Jorge Bergoglio era provincial de los jesuitas y se vio enfrentado a la realidad de un grupo radical en el Gobierno que perseguía a los sacerdotes tercermundistas, muchos de ellos jesuitas. Por ese motivo ordenó a sus clérigos a abandonar muchas de sus tareas pastorales por su seguridad, algo que le generó una gran problemática interna y desobediencia.
Tras la dictadura, declaró como testigo de los juicios por crímenes de les humanidad y el secuestro y supresión de identidad de menores. En 1990, la Compañía de Jesús lo destinó a Córdoba, donde vivió en la Residencia Mayor y ofició como sacerdote en dicha ciudad, tiempo que el siempre rescató como de "purificación interior".
Uno de los puntos más controversiales del último tiempo fue la apertura a las parejas homosexuales y de divorciados aprobada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que incluyó las bendiciones sacerdotales para las parejas irregulares, aunque no dentro del rito matrimonial o durante una ceremonia religiosa.