SE SACUDE UN GREMIO

Un ala más tranquila entiende que, con la inflación en baja, la economía despegando sin sobresaltos y otras variables positivas, no hay mucho margen para la pelea.

 

De otro lado, aparecen sindicalistas más enojados que no aceptan entregarse mansamente a los nuevos tiempos.

Esta doble visión de la realidad provocó la salida, recientemente, de Pablo Moyano de la conducción de la organización por esta discrepancia. Algo parecido está pasando en Smata.

La situación llegó a un alto nivel de enojo en la automotriz Toyota.

El secretario General del gremio, Ricardo Pignanelli, lanzó una embestida contra todo el cuerpo de delegados que había en la automotriz que no responden directamente a él.

En realidad, el que está llevando todo esto es su hijo Sergio, que lidera la seccional Zárate de los mecánicos.

En esta planta, con mucho personal joven, se da la particularidad de que los operarios hicieron militancia "silenciosa” a favor de Milei para las elecciones presidencia del año pasado.

Eso se notó en el fracaso de las últimas convocatorias a marchas de la CGT – donde Smata suele aportar una gruesa columna – por la poca adhesión voluntaria del personal. Los métodos extorsivos ya no funcionan porque los más jóvenes rechazan ser llevados a la fuerza y los más viejos ya están cansados de esas prácticas y hacen boicot.

La pelea está entre los Pignanelli y el segundo del Smata, Mario “Paco” Manrique.

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