La pelea enfrenta, de un lado, al ministro de Desregulación Federico Sturzenegger, líder de aprovechar la idea para avanzar a fondo contra las cajas que financian a los gremios; no es lo que recomienda el asesor presidencial Santiago Caputo quien, curiosamente, tiene de aliado al presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, con quien rivaliza adentro del oficialismo
Sturzenegger, hizo de la eliminación de la cuota sindical obligatoria su caballo de batalla en el armado del proyecto de modernización laboral. Las denominó “peajes sindicales”, dado que se trata de descuentos compulsivos a los trabajadores de una actividad, de una suma acordada con los empresarios dentro de los convenios colectivos de trabajo. Según advirtió el ministro, un empleado llega a pagar hasta $1,3 millones por año en aportes obligatorios a los gremios
Caputo, de permanente diálogo con los gremios, fue el primero en aconsejar frenar. Desde la Cámara de Diputados, Menem advirtió que chocar contra los gremios en esta instancia podría provocar ruidos y entorpecer la sanción de las leyes prioritarias para el Gobierno en el corto plazo: el presupuesto 2026 y los proyectos de inocencia fiscal y de equilibrio fiscal.
Los pilares libertarios en la Cámara de Diputados creen innecesario mover las aguas cuando está demostrado que los meses de diciembre suelen ser calientes, y no solo por la temperatura del verano. De hecho, la CGT citó de urgencia a su consejo directivo y no descarta ejecutar un plan de acción con movilización al Congreso para el día que se trate la reforma.