La Confederación General del Trabajo (CGT) atraviesa un dilema complejo: Sergio Massa, a quien respalda en forma unánime y entusiasta, prefiere que se levante la marcha del 17 de agosto, que acaba de ser ratificada por la mesa chica cegetista en medio de diferencias sobre su realización.
Pero, además, la central obrera ya le hizo saber al flamante ministro de Economía su malestar por la falta de respuestas del Gobierno en una cuestión clave: se sigue demorando un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) mediante el cual las obras sociales traspasarán al Estado el valor de las prestaciones por discapacidad en los rubros de transporte y educación, uno de los rubros más costosos para el sistema sindical de salud y que agrava su déficit financiero.